08 mayo 2009

SALUD-ARGENTINA: El tabaco resiste


Por Marcela Valente

BUENOS AIRES, may (IPS) - Seis años después de la adopción del Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco, Argentina es el único país latinoamericano que se resiste a ratificarlo por temor perder decenas de miles de empleos rurales en siete provincias.

El convenio, el primero sobre salud pública elaborado en el marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS), fue firmado en 2003 por el presidente argentino Néstor Kirchner (2003-2007).

Pero para que sus disposiciones tengan fuerza legal en este país se requiere la ratificación parlamentaria, que está pendiente desde hace seis años.

El tratado prohíbe la publicidad de productos del tabaco, propone medidas para proteger a la población, por ejemplo estableciendo ambientes cien por ciento libres de humo, o prohibiendo la venta de cigarrillos a menores de 18 años, como ocurre con las bebidas alcohólicas.

Pero esas disposiciones, aceptadas por otros países productores de tabaco, son rechazadas en Argentina por la industria y los agricultores tabacaleros, y la ratificación está frenada en el Congreso legislativo, ante la negativa de los representantes de las provincias donde existe esa producción.

“Hasta que no aparezca una actividad sustitutiva para los cultivadores de tabaco, que son unos 26.000 pequeños productores en todo el país, será difícil la ratificación del convenio”, dijo a IPS la senadora Sonia Escudero, de la provincia de Salta, en el noroeste, una de las principales provincias tabacaleras de Argentina.

“Nuestras provincias están entre las más pobres y si se nos caen 60.000 empleos que hay en la producción del tabaco, sería un caos absoluto”, añadió.

Organizaciones de la sociedad civil que promueven la ratificación del tratado relativizan estos argumentos.

Los trabajadores y pequeños productores tabacaleros sufren graves consecuencias de salud, subempleo, explotación infantil y exposición a agroquímicos por la tarea que desempeñan, sostienen, que por lo tanto debería sustituirse por otro cultivo, igual o más redituable y sin impactos negativos en la salud y el ambiente.

Para estas entidades, la visita a Argentina del secretario general del convenio, el armenio Haik Nikogosian, movilizó a la sociedad civil y a legisladores de las comisiones de salud de todo el país, que se comprometieron a retomar la discusión y ponerla en la agenda pública.

Pero diputados y senadores de las norteñas provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Corrientes, Misiones, Catamarca y Chaco no son tan optimistas. “Las experiencias de sustitución se vienen realizando, pero hasta ahora no apareció otro cultivo que tenga el rendimiento del tabaco”, aseguró Escudero.

Argentina está entre los 10 primeros productores mundiales de tabaco y exporta cerca de 80 por ciento de lo que produce. Sin embargo, la industria del cigarrillo, la que genera más puestos laborales en del sector, no está en el norte, sino en Buenos Aires. “Ojalá estuviera en nuestras provincias”, expresó la senadora.

La médica Verónica Schoj, coordinadora de la Alianza Libre de Humo de Argentina (ALIAR) que reúne a casi un centenar de entidades que promueven el control del tabaco, rechazó los argumentos de la legisladora.

“Brasil es el mayor productor de tabaco de América y el segundo del mundo después de China, y ambos países ratificaron el convenio, porque plantea apoyos para mejorar las condiciones de vida de los cultivadores y la sustitución de los cultivos”, dijo Schoj a IPS.

“El avance en el control del tabaco es un hecho en el mundo, y a la larga va a afectar a Argentina, ratifique o no el convenio”, explicó. Además, si el país no lo ratifica quedará fuera del apoyo técnico y financiero que prestan la OMS y otras organizaciones que trabajan en la materia, aseveró.

El tabaquismo y la exposición al humo del tabaco provocan unas cinco millones de muertes prematuras al año en todo el mundo, según datos de la OMS. En Argentina, son 40.000 los decesos precoces que se podrían evitar si se restringiera la oferta y la demanda del consumo de cigarrillos, principalmente.

El objetivo del tratado de la OMS es “proteger a las generaciones presentes y futuras contra las devastadoras consecuencias sanitarias, sociales, ambientales y económicas del consumo de tabaco y de la exposición al humo de tabaco”, proporcionando un marco para las medidas de control que cada país o región adopten.

El convenio fue una respuesta internacional a un problema global. Para Schoj, así como las empresas que fabrican cigarrillos son en su mayoría transnacionales, el combate a la difusión de esos productos debe ser también internacional.

“La ratificación del convenio sería un avance enorme para reducir la primera causa de muerte evitable prematura en el país, y para bajar el gasto de 4.300 millones de pesos al año (unos 1.160 millones de dólares) en atender enfermedades provocadas por el consumo o la exposición al humo de tabaco”, remarcó.

Schoj recordó que en 1992, diputados y senadores aprobaron un proyecto de ley para el control del tabaco, que luego fue vetado por el entonces presidente Carlos Menem (1989-1999), respondiendo a presión de la industria. Ahora, si bien no hay registros de empresas presionando a los legisladores, en su opinión no es descartable que eso esté ocurriendo.

Los legisladores de las siete provincias productoras sostienen que el convenio representaría el fin de las economías regionales y, a pesar de su reiterado compromiso a colocar el tema en la agenda parlamentaria, Argentina es uno de los pocos países firmantes que no lo ratificaron.

“Hay un amplísimo consenso en los objetivos vinculados al cuidado de la salud, en los que ya deberíamos basarnos para tener una ley propia, pero el problema es que el convenio avanza sobre la producción”, protestó la legisladora Escudero, que asegura que sus pares de las provincias tabacaleras coinciden con su posición.

El convenio fue adoptado el 21 de marzo de 2003 y entró en vigor el 27 de febrero de 2005. Lo firmaron 168 países y lo ratificaron 164. El 31 de mayo de cada año se celebra el Día Mundial Sin Tabaco. (FIN/2009)

CostaRicaInfo.com

Un humo que se mantiene a pesar de la Ley


La mayoría de los porteños observa que es escaso el cumplimiento de la norma que prohíbe fumar en lugares cerrados. En ciudades donde se aplica la prohibición total, esa percecpión es notoriamente más elevada, según un estudio de Aliar.

Por Pedro Lipcovich

Para la mayoría de los porteños, la ley que establece lugares libres de humo de tabaco se cumple “poco o nada”: sólo el 33 por ciento de la población percibe un “alto cumplimiento” de la prohibición de fumar en lugares públicos. Así lo indica una encuesta efectuada por la entidad Aliar, dedicada al tema. Las cifras contrastan con las de Tucumán, Bahía Blanca o Mendoza, donde más del 70 por ciento de la población percibe un alto cumplimiento de la ley. La clave estaría en que estas ciudades cuentan con leyes que establecen locales ciento por ciento libres de humo, mientras que la ley porteña –como la bonaerense o la de Río Gallegos– admite “sectores para fumadores” en locales públicos. En relación con el debilitamiento de la normativa, casi un tercio de los encuestados porteños admitió estar expuesto al humo de segunda mano en sus propios lugares de trabajo; en las provincias ciento por ciento, esta proporción también es mucho menor. El incumplimiento afecta en especial a los jóvenes, ya que es particularmente grave en las discotecas y pubs y... en la Universidad de Buenos Aires. Existe ya en la Legislatura porteña un proyecto de ley que garantizaría ambientes públicos sin humo, pero la Comisión de Salud no le ha dado curso; es que, también, “en la Legislatura se fuma muchísimo”, según atestiguó la titular de Aliar.

La encuesta incluyó a 2080 personas en 13 ciudades del país. A nivel nacional, el 96 por ciento se manifestó “de acuerdo con las leyes de ambientes ciento por ciento libres de humo”. La ciudad de Buenos Aires mostró un porcentaje de acuerdo similar, compuesto por el 98 por ciento de los no fumadores y por el 87 por ciento de los que sí fuman. “El acuerdo con los ambientes ciento por ciento libres de humo ya está instalado en la población”, observó Verónica Schoj, titular de la Alianza Libre de Humo Argentina (Aliar). “Es similar en personas de distintas edades y de los más distintos niveles educativos, aunque las personas de niveles sociales más bajos advierten que, en los lugares a los que acceden, el cumplimiento es menor”, agregó.

El 29 por ciento de los encuestados de la ciudad de Buenos Aires declaró estar “expuesto a humo de tabaco ajeno en su lugar de trabajo”, pese a que la ley lo prohíbe. En cambio, esta proporción está por debajo del 20 por ciento en los lugares del país con normativas ciento por ciento libres de humo: sólo el 18 por ciento en Córdoba, el 17 por ciento en Mendoza y el 16 por ciento en Neuquén respiran humo ajeno en sus horas de trabajo. Es que “habilitar lugares para fumar en un sector tan visible como el gastronómico actúa como un caballo de Troya que debilita la ley y la banaliza, como si el problema fuera la ‘molestia’ de los no fumadores y no la situación sanitaria de los trabajadores gastronómicos –afirmó Schoj–: tratándose de sustancias como el amianto, la ley no permite que algunos trabajadores sigan expuestos a ellas; el tabaco origina más mortalidad laboral que el amianto, pero no está reconocido como riesgo laboral.”

Es cierto que “muchas personas que trabajan en oficinas donde no se puede fumar consideran que eso es muy bueno, pero algunas de ellas quieren que en bares y restaurantes haya lugares para fumar: ¿los trabajadores de esos lugares no merecen protección?”, pregunta el informe de Aliar.

Así se llega al dato general de que, en Buenos Aires, sólo el 33 por ciento de los encuestados percibe “un alto cumplimiento de la norma sobre ambientes libres de humo”. En cambio, en Bahía Blanca, el 79 por ciento percibe alto cumplimiento; en San Miguel de Tucumán, el 75 por ciento; en Mendoza, el 71 por ciento. En resumen, “en jurisdicciones ciento por ciento libres de humo, aproximadamente los dos tercios de la población perciben un buen cumplimiento; en ciudades donde se permiten lugares para fumar, como Buenos Aires o Río Gallegos, la percepción de cumplimiento cae a un tercio”.

La jurisdicción que encabeza el cumplimiento es Bahía Blanca: “Esta ciudad, ciento por ciento libre de humo, encargó a su Dirección de Bromatología controlar efectivamente el cumplimiento de su norma, hizo una campaña educativa con folletería en los negocios e involucró a la sociedad civil”, contó Schoj.

En la Legislatura porteña existe un proyecto de ley, presentado por la diputada Alicia Bello, para modificar la normativa actual estableciendo ambientes públicos ciento por ciento libres de humo, pero la propuesta no fue aprobada hasta ahora por la Comisión de Salud. “¡Y en los lugares públicos de la Legislatura se fuma muchísimo!”, comentó la titular de ALIAR, que fatigó sus pasillos “tratando de contrarrestar el lobby de las tabacaleras”. Schoj advirtió que “las dos mayores ciudades de América latina, México DF y San Pablo, sancionaron recientemente ordenanzas ciento por ciento libres de humo. Buenos Aires, que se pretende como ciudad de punta en lo cultural, está quedando atrás”.

En la Argentina, el 30 por ciento de la población está protegida por normativas ciento por ciento libres de humo, que abarcan seis provincias y más de 20 ciudades.

Fuente: WEB Pagina 12