10 agosto 2009

EL CIGARRILLO NO CONTRIBUYE A LA LUCHA CONTRA LA GRIPE A (H1N1)


De acuerdo con la doctora Verónica Schoj, coordinadora nacional de la Alianza Libre de Humo de Tabaco, las personas adictas al tabaco y las que están expuestas al humo de tabaco ajeno tienen mayores posibilidades de sufrir complicaciones frente al contagio de la gripe A (H1N1).

(Agencia CyTA-Instituto Leloir).- Las personas adictas al tabaco y las que están expuestas al humo de tabaco ajeno tienen mayores posibilidades de sufrir complicaciones frente al contagio de gripe A (H1N1), señaló la doctora Verónica Schoj, coordinadora nacional de la Alianza Libre de Humo de Tabaco – Argentina (ALIAR), que reúne a más de 80 organizaciones como la Fundación Interamericana del Corazón, a la Fundación Cardiológica Argentina y el Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires, entre otras.

De acuerdo con la especialista, el virus de la gripe A (H1N1) se transmite con facilidad de una persona a otra a través de microgotas y pequeñas partículas expulsadas con la tos o los estornudos. Los graves daños en el sistema respiratorio que provoca tanto el tabaquismo activo como la exposición a humo de tabaco ajeno empeoran la situación de las personas frente al virus de la gripe A, ya que los agentes infecciosos eluden con mayor facilidad las barreras físicas y mecánicas de defensa pulmonar y se depositan en el aparato respiratorio.

Cadena de reacciones

Según un comunicado de prensa de ALIAR, los fumadores y las personas que respiran aire contaminado con humo de tabaco incorporan tóxicos a su cuerpo a través de los pulmones alterando su sistema inmunológico. A su vez, el humo altera los sistemas de defensa del bronquio aumentando la cantidad de secreciones, aumentando la permeabilidad al ingreso de los virus y bacterias y paralizando el sistema de depuración. En las personas que sufren problemas respiratorios (asmáticos, bronquiales crónicos, enfisematosos) estos cuadros clínicos hacen más lenta la recuperación y se agravan, es decir incrementan su sintomatología (tos, expectoración, fatiga) pudiendo evolucionar a formas mas graves cuando el paciente fuma o se encuentra expuesto al humo de tabaco.

Para Schoj, “las políticas públicas de salud que vienen siendo efectivas para cuidar la salud de la población de los peligros del humo de tabaco ajeno son una herramienta importante también frente a la crisis sanitaria desatada por el virus H1N1. Con la gripe A circulando entre la población, dejar de fumar y no exponerse al humo de tabaco ajeno aparecen como medidas clave que reducen el riesgo de complicaciones del virus de la gripe porcina.”

Y agregó: “Las personas que se enferman con el virus de la gripe A (H1N1) tienden a sufrir complicaciones en su sistema respiratorio como neumonías y broncosespasmos.

Y por ello la gripe A (H1N1) puso en alerta a la población entera. Pero es fundamental entender que todas las enfermedades infecciosas respiratorias son de peor pronóstico y mayor virulencia en las personas que fuman y en las que se encuentran expuestas al humo de tabaco ajeno

Fuente: http://www.deriojanos.com.ar/detalle.php?not=29796

Tabaco: ¿prohibir o limitar?


Prohibir-limitar no es malo. Los abogados estudian durante cinco años la carrera de Derecho, más su pasantía correspondiente, para defender lo que está prohibido, o mejor dicho, limitado por la legislación. Muchísimas leyes están basadas en prohibiciones. Se prohíbe matar, violar, incendiar los bosques, estafar, maltratar, tirar basura en medio de la calle…

Vivimos en una época en que la palabra tolerancia inunda todos los rincones del comportamiento social; la asignatura de Educación para la Ciudadanía es un claro ejemplo de esta afirmación. Hay que ser tolerante, pero ¿hasta dónde? Ser tolerante no está reñido con ser justo, ni comprensible, ni respetuoso, y estas palabras tienen límites imprecisos. Se redactan leyes con el fin de que se lleven a cabo medidas que hagan la convivencia mas lógica y beneficiosa para todos; aun así, la interpretación de las normas y su aplicación es tema de pleitos, juicios y recursos.
Durante la Segunda República, España fue el primer país de Europa en prohibir el consumo de tabaco en cines y teatros

Hoy por hoy, la palabra prohibir suena mal, a ‘carca’, talibán, retrogrado, inquisidor… Y aún suena peor si va unida a la palabra tabaco; entonces saltan chispas porque unos piensan que les puede restar clientela para su negocio (bares, restaurantes o tabacaleras); otros porque se limita su libertad, y el sector sanitario por entender los grandes beneficios que supone la medida no sólo para los fumadores pasivos, sino sobre todo para los activos, y así las cosas. Cada uno arrima el ascua a su sardina y todos, en cierta medida, tienen su razón. Las leyes buscan el bien individual, pero sobretodo el bien común, y por eso en este tema hay que tener altura de miras.

España, durante la Segunda República, fue el primer país de Europa en prohibir el consumo de tabaco en cines y teatros. En el resto de los países se fumaba en estos recintos sin el menor problema. A pesar de la prohibición, en España nadie dejó de ir al cine o al teatro. En la actualidad, ¿alguien se queja de que no se pueda fumar en los cines o teatros? ¿Hay alguien que no tenga asumido que en los cines o teatros no se fuma? ¿No fumar en los teatros es un factor de peso para ir o no a un espectáculo? Claro que no. Lo tenemos asumido, es consustancial a nuestro estilo de vida y entendimiento, hemos nacido con esta norma y tenemos integrado que es así, lo aceptamos y punto.

En general, las sociedades son reticentes a las normas prohibicionistas; pero si éstas son saludables, aquéllas se acostumbran en breve, y esto determina que les dejemos a futuras generaciones un buen legado de larga vida saludable, felicidad y educación sanitaria.

A lo mejor limitar suena mejor y es casi lo mismo.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/tribuna/tabaco-ley-prohibir-20090810.html