24 julio 2010

Seis de cada 10 jóvenes saben que fumar daña, pero siguen


Fuente: http://www.elciudadanoweb.com/?p=79716
Un relevamiento publicado por el diputado nacional Fabián Peralta analiza la situación en tabaco y alcohol.

Las campañas informativas y de prevención contra el tabaquismo y el alcohol están a la orden del día: se sabe que el consumo de cigarrillos es dañino para la salud por donde se lo mire y que el alcohol en exceso provoca trastornos importantes en el organismo del ser humano. La información está, pero mucho hacen caso omiso.

El diputado nacional Fabián Peralta presentó un informe que revela una cifra a tener en cuenta: “El 75,3 por ciento de los adolescentes afirmó que el tabaco daña mucho la salud; sin embargo, más de la mitad reconoció consumir o haber probado tabaco alguna vez y sólo dos de cada diez encuestados respondieron que intentaron dejarlo”. Los datos provienen de una encuesta realizada a jóvenes y adolescentes de Rosario sobre el consumo de alcohol y tabaco (se ejecutaron 600 encuestas a hombres y mujeres de entre 15 y 25 años en espacios públicos de la ciudad).

Tras conocer estas cifras, el legislador que preside la Comisión de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico consideró: “Es necesario diferenciar conciencia de saber; lo que refiere a la categoría de un saber es lo que circula en la sociedad y que se va construyendo a partir de la educación escolar, familiar, mensajes televisivos, campañas de promoción y prevención de la salud, entre otras, pero que no necesariamente afecta la conducta. La conciencia, por su parte, alude a la internalización de aquel saber que circula socialmente, se hace propio, y de alguna manera termina direccionando la conducta”.

Lo llamativo es que según datos arrojados por la encuesta, los chicos saben el daño que causa el tabaco, sin embargo, esto no incide en la disminución de su consumo. “Hoy ya nadie se atreve a sostener que el consumo del tabaco no daña la salud (sólo el 1,5 por ciento ha respondido ello). Encontramos un grado alto de información en la sociedad, que no necesariamente se traduce en la conducta del consumidor”, analizó la psicóloga María Soledad Álvarez, asesora del legislador nacional.

Por otro lado, apenas un 21,9 por ciento de los adolescentes respondió que intentó dejar de fumar alguna vez. Al respecto, Peralta expresó: “Es común aquel prejuicio sobre la imposibilidad de dejar el cigarrillo, o el cambio de un hábito por otro, por ejemplo, empezar a consumir más cantidades de comida, el cambio de humor, entre otros. Estos prejuicios se transforman en saberes mitificados que circulan fácilmente en la sociedad”.

Sin embargo, en Talleres sobre Prevención de Adicciones realizados en escuelas de Rosario por el mismo equipo de asesores del diputado los adolescentes expusieron experiencias en las que en compañía de un adulto fue posible el abandono del hábito. “Algunos de los chicos comentaron que sus padres hicieron promesas para que ellos dejen de fumar; o que les propusieron empezar juntos el tratamiento para abandonar el hábito. A partir de estos ejemplos vemos cómo durante el largo proceso de abandono de un hábito es necesaria la compañía de un referente para el adolescente, alguien que pueda y que acompañe, no alguien que sancione”, dijo Peralta.

Un mal trago

Con respecto a la problemática del alcohol, la encuesta arrojó cifras significativas respecto de la edad de inicio de consumo de los jóvenes.

En el caso de los varones la edad de inicio oscila aproximadamente entre los 13 y 15 años, mientras que para las mujeres se vislumbra una predominancia exactamente a los 15 años. Al respecto, Fabián Peralta, declaró: “Nos preocupa particularmente el consumo de alcohol porque vemos que las drogas legales están más naturalizadas, y por consiguiente sus consecuencias no son debidamente abordadas.”

Por otro lado, explicó que se trabaja en adolescentes “no porque pensemos que la problemática los afecte sólo a ellos; sabemos que el alcoholismo abarca todas las edades y todas las clases sociales, pero enfatizamos nuestro accionar entendiendo la vulnerabilidad y la poca capacidad de defensa que se suele tener a esa edad. Por otro lado, creo que la principal responsabilidad de que haya un adicto es de un adulto, sea su familia, sea el Estado o la sociedad”.