12 mayo 2009

Gracias por fumar, Y sin Ley en Nuestro Pais


En 2003, Argentina adhirió al convenio para el Control del Tabaco impulsado por la OMS. Sin embargo, aún no lo ha ratificado. El tratado -entre otras medidas- prohíbe tanto la publicidad de cigarrillos como su venta a menores de 18 años. En torno a esta industria viven miles de pequeños productores. La necesidad de idear cultivos sustitutos

En 2007, los consumidores de cine se vieron gratamente sorprendidos con el filme Gracias por fumar de Jaison Reitman, donde su protagonista trabaja como portavoz jefe de las grandes tabacaleras y se gana la vida defendiendo los derechos de los fumadores y los fabricantes de tabaco. Nick Naylor (ése es el nombre del personaje interpretado por William Macy) se enfrenta a los fanáticos de la salud que desean prohibir el tabaco y a un oportunista senador que pretende poner etiquetas con la palabra veneno en las cajas de cigarrillos.
En nuestro país, no hay una cara visible que defienda los derechos de las tabacaleras, como tampoco existe una conciencia tan arraigada de defender y respetar los derechos de los no fumadores. Basta para comprobar eso los debates que se generan ante cada nueva restricción de fumar en espacios públicos.
Hace ya seis años, en 2003, Argentina firmó el convenio marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco, junto con otros 167 países; y en la actualidad es el único país latinoamericano que aún no lo ha ratificado parlamentariamente, condición necesaria para que sus disposiciones tengan fuerza legal.
El tratado prohíbe la publicidad de productos del tabaco, propone medidas para proteger a la población, por ejemplo estableciendo ambientes cien por ciento libres de humo, o prohibiendo la venta de cigarrillos a menores de 18 años, como ocurre con las bebidas alcohólicas.
Pero esas disposiciones, aceptadas por otros países productores de tabaco, son rechazadas en Argentina por la industria y los agricultores tabacaleros, y la ratificación está frenada en el Congreso legislativo, ante la negativa de los representantes de las provincias donde existe esa producción.
“Hasta que no aparezca una actividad sustitutiva para los cultivadores de tabaco, que son unos 26.000 pequeños productores en todo el país, será difícil la ratificación del convenio”, dijo a la agencia IPS la senadora Sonia Escudero, de la provincia de Salta, en el noroeste, una de las principales provincias tabacaleras de Argentina.
Voces a favor del convenio
Organizaciones de la sociedad civil que promueven la ratificación del tratado relativizan los argumentos expuestos por la senadora salteña.
Los trabajadores y pequeños productores tabacaleros sufren graves consecuencias de salud, subempleo, explotación infantil y exposición a agroquímicos por la tarea que desempeñan. Por lo tanto, estas organizaciones creen que debería sustituirse por otro cultivo, igual o más redituable y sin impactos negativos en la salud y el ambiente.
Para estas entidades, la visita a Argentina del secretario general del convenio, el armenio Haik Nikogosian, movilizó a la sociedad civil y a legisladores de las comisiones de Salud de todo el país, que se comprometieron a retomar la discusión y ponerla en la agenda pública.
Argentina está entre los díez primeros productores mundiales de tabaco y exporta cerca del 80% de lo que produce. Sin embargo, la industria del cigarrillo, la que genera más puestos laborales en el sector, no está en el norte, sino en Buenos Aires.
“Brasil es el mayor productor de tabaco de América y el segundo del mundo después de China, y ambos países ratificaron el convenio, porque plantea apoyos para mejorar las condiciones de vida de los cultivadores y la sustitución de los cultivos”, dijo Verónica Schoj, coordinadora de la Alianza Libre de Humo de Argentina (Aliar) a la agencia informativa.
“El avance en el control del tabaco es un hecho en el mundo, y a la larga va a afectar a Argentina, ratifique o no el convenio”, explicó Schoj. Además, si el país no lo ratifica quedará fuera del apoyo técnico y financiero que prestan la OMS y otras organizaciones que trabajan en la materia.
El tabaquismo y la exposición al humo del tabaco provocan alrededor de cinco millones de muertes prematuras al año en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. En Argentina, son 40.000 los decesos precoces que se podrían evitar si se restringiera la oferta y la demanda del consumo de cigarrillos.
El objetivo del tratado de la OMS es “proteger a las generaciones presentes y futuras contra las devastadoras consecuencias sanitarias, sociales, ambientales y económicas del consumo de tabaco y de la exposición al humo”, proporcionando un marco para las medidas de control que cada país o región adopten. El convenio fue una respuesta internacional a un problema global.

Fuente: WEB Diario Hoy.

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