07 agosto 2011

Alquitrán y Nicotina: Enemigos de los Pulmones


Fuente: Arthur Rowshan

El alquitrán y la nicotina son, junto el monóxido de carbono y los irritantes, los ingredientes de los cigarrillos. Sus toxinas ejercen unos efectos negativos en el organismo de los fumadores, afectando desde la boca hasta las cuerdas vocales, la garganta y los pulmones, los riñones, la vejiga, el útero y los ovarios en las mujeres.

El alquitrán, también conocido por su utilización en la pavimentación de carreteras, es una sustancia negra que se encuentra en las hojas del tabaco. Su gran adherencia favorece el recubrimiento de los pulmones y alvéolos de los fumadores. Por eso, y junto con los irritantes, es el principal responsable del cáncer de pulmón, la bronquitis crónica y el enfisema.

Otras consecuencias del tabaco y de la nicotina en el cuerpo humano es la parálisis de los cilios de la traquea y pulmones. Así se evita la absorción del preciado oxígeno y se dificulta su función de ‘filtro’, ya que su misión es evitar la entrada de suciedad a los pulmones. Por esto, los fumadores contraen resfriados e infecciones respiratorias más fácilmente.

El monóxido de carbono que se inhala con cada bocanada reduce también la cantidad de oxígeno que llega a los órganos. Esto puede tener consecuencias serias para la salud, como ataques cardíacos o derrames cerebrales.

Los fumadores también pueden observar de primera mano los efectos del alquitrán y de la nicotina en sus dedos amarillentos. También lo notan en su estado general: la nicotina aumenta la frecuencia cardiaca, el ritmo respiratorio, la presión arterial y el flujo coronario. Además, cada bocanada de humo de un cigarrillo contiene unos dos billones de radicales libres responsables de la oxidación y envejecimiento prematuro de la piel.

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