30 junio 2009

Mujer y tabaco


¿Por qué el cigarrillo ha conquistado a la mujer?

La Organización Mundial para Salud (OMS) estima que el número de mujeres fumadoras se triplicara en la próxima generación superando los 500 millones de fumadoras.

En Europa el porcentaje de mujeres fumadoras continúa creciendo. En España el consumo de tabaco en las mujeres ha aumentando del 23% al 27,2% en los últimos años. De hecho, en el grupo de edad de 14 a 18 años fuma el 39,9% de las mujeres frente al 28,9% de los varones.

Hay cuatro motivos para que actualmente las mujeres fumen cada día más: la publicidad, la depresión, el estrés y el miedo al sobrepeso. Muchas mujeres fuman para hacer frente a la soledad, la tristeza, la presión laboral…, utilizan los cigarrillos como recompensa y liberación.
¿Cómo afecta el tabaco a la salud de la mujer?

La adquisición del hábito tabáquico por parte de la mujer, supone no sólo que sea susceptible a las mismas enfermedades que los hombres (cardiovasculares, pulmonares y cancerosas), sino que además, se vea afectada por patologías específicas por su género como es el cáncer de cuello uterino, y de su función reproductora (alteraciones de la gestación y del futuro bebé).

Enfermedades cardiovasculares

Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)

Enfermedades cancerosas

Alteraciones en la función reproductiva

En el embarazo

Fumar cigarrillos es una de las causas principales de enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos del corazón (cardiopatías coronarias), del cerebro (enfermedades cerebrovasculares), y de las extremidades (enfermedades vasculares periféricas). En el caso de la mujer esta situación se agrava si utiliza anticonceptivos orales.

El tabaco es la causa más frecuente de lo que se denomina enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), término que engloba la bronquitis crónica y el enfisema pulmonar.
Algunos estudios sugieren que las mujeres fumadoras tienen mayor riesgo de padecer estas enfermedades que los hombres.
Son múltiples los tipos de cáncer relacionados con el habito tabáquico, entre los que destacan los de pulmón, laringe y vejiga. El cáncer de pulmón está aumentando de modo alarmante en las mujeres. Incluso en aquellos países donde las mujeres comenzaron a fumar de forma generalizada hace unos 40-50 años, la mortalidad por esta causa está sobrepasando a la debida al cáncer de mama.

También se ha observado como el cáncer de cuello uterino es de 2 a 3 veces más frecuente entre las mujeres fumadoras que entre las no fumadoras.

Alteraciones en la función reproductiva


El consumo de tabaco en la mujer se asocia con un aumento de la infertilidad (fundamentalmente de origen tubárico) y con un mayor riesgo de embarazo ectópico (fuera del útero). De hecho las mujeres fumadoras tienen tres veces más probabilidad que las no fumadoras de tardar más de un año en quedarse embarazadas.

En el embarazo

Durante el embarazo, y como consecuencia de la vasoconstricción (disminución del calibre) de los vasos sanguíneos de la madre y el futuro bebé, producida por la nicotina, y de la hipoxemia (disminución del oxígeno de la sangre) provocada por el monóxido de carbono en la placenta y en el feto, aumenta el riesgo de que aparezcan las siguientes alteraciones:

Reducción del peso esperado del recién nacido para su edad gestacional (aproximadamente 200 gramos).
Retraso en el crecimiento intrauterino del feto.
Síndrome de muerte súbita del lactante.
Mayor riesgo de partos prematuros y abortos espontáneos.
Alteraciones placentarias, tipo desprendimiento prematuro de placenta y placenta previa (posición anómala de la placenta ocupando parte o totalmente el cuello uterino), que aumentan las complicaciones del embarazo y parto.

Después del parto el consumo de tabaco por parte de la madre puede seguir actuando sobre el recién nacido, ya que en caso de lactancia materna la nicotina pasa al bebé a través de la leche.

Otras alteraciones que aparecen con frecuencia en la mujer fumadora son:

Trastornos de la menstruación, como reglas irregulares, tensión premenstrual y dismenorrea (menstruación dolorosa).
Adelanto de la menopausia de 2-3 años respecto a las mujeres no fumadoras, pudiendo aumentar por esta causa tanto el riesgo de osteoporosis (disminución de la consistencia de los huesos), como de fracturas en las mujeres menopáusicas.
Efectos estéticos: pérdida de la elasticidad cutánea, aparición de arrugas y color amarillento en dientes, manos y uñas.

Consejos a las mujeres que desean dejar el tabaco

• Fumar no ayuda a controlar las emociones. En lugar de fumar intente otros métodos de expresión de sentimientos, por ejemplo, escribir lo que piensa, discutir problemas con personas de su entorno, meditación o ejercicio.

• Pida a su pareja, familia y amigos que le ayuden, particularmente durante las primeras semanas, cuando tiene que combatir la dependencia de la nicotina.

• Consiga alguien que se ocupe de los niños o la libre de otras responsabilidades aunque sea por unas pocas horas, mientras usted aprende a vivir sin tabaco.


• Piense en lo que va a comer y beber cuando deje el tabaco, en vez de concentrarse en lo que no podrá comer. Ello le permitirá controlar su ingestión de alimentos y controlar su peso.

• Cambie su rutina diaria para evitar las situaciones en que normalmente fuma y empiece a hacer ejercicio, porque esto no sólo le hará sentirse mejor y le impedirá ganar peso, sino que además le facilitaré el no fumar.


• Haga desaparecer de su casa todos los cigarrillos y artículos de fumador. Pida a los demás que no fumen en su presencia durante las primeras semanas.

• Si se fuma un cigarrillo, no pierda confianza en su capacidad de autocontrol. Considérelo como una experiencia para aprender y persevere en su determinación de dejar de fumar.

Fuente: http://www.todocancer.com/ESP/

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